Te rerioa (El sueño)
Autor: Paul Gauguin
Fecha: 1897
Museo: Courtauld Gallery
Características: 95 x 130cm
Material: Óleo sobre tela
Autor: Paul Gauguin
Fecha: 1897
Museo: Courtauld Gallery
Características: 95 x 130cm
Material: Óleo sobre tela
Nos encontramos ante una de las obras más enigmáticas de Gauguin, que él mismo señaló como una de sus obras maestras, aunque parece ser que fue pintada en sólo diez días.
En el interior de una casa tahitiana, podemos ver dos mujeres sentadas en posturas diferentes. Junto a ellas y en primer plano, una cuna de extrañas formas con un bebé durmiendo y un poco más atrás un perro. Las pinturas o relieves de las paredes son difícilmente interpretables. A la izquierda una pareja se abraza y una mujer emerge de entre hojas o flores; por debajo un friso de animales. En el otro muro puede verse a la que se supone diosa Hina con los brazos alzados. Al fondo, un paisaje con un jinete, no carente de misterio: ¿acaso es un cuadro o una ventana?
Gauguin escribía: "El título es Te rerioa (El sueño). Todo es sueño en esta tela; lo es el niño, la madre, el caballero en el camino e incluso ¡es el sueño del pintor! Todo esto está al margen de la pintura, dirá alguno. Quién sabe. Quizá no". Sueño (rêve), en la literatura simbolista, designa un estado de exaltación de la imaginación donde se entreveran lo real y lo irreal. Los actores de este cuadro no habitan en un mismo espacio físico; se vinculan a través de los vericuetos del sueño. Cada uno de ellos se encuentra de espaldas a la imagen que proyecta: el niño dormido sueña a su madre que lo acuna, y ésta presiente a su vez, a la mujer que está detrás de ella (que recuerda mucho al espíritu encapuchado de Manao tupapau), y todos imaginan quizá las historias pintadas en las paredes y el jinete en el paisaje.
Quizá como dice Gauguin, todo sea el sueño del pintor, y si nos fijamos bien, sobre el cuerpo del niño, descubrimos un perfil oculto en la cuna que mira hacia la pared y parece llevar las figuras talladas de sombrero: el rostro de Gauguin. Queda recluido así en su propio universo onírico.
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