Belisario pidiendo limosna
Autor: Jacques Louis David
Fecha: 1781
Museo: Museo de Bellas Artes de Lille
Características: 2,88 x 2,12 m
Material: Óleo sobre lienzo
Con esta obra, Jacques Louis David obtuvo el ingreso en la Real Academia de Pintura y Escultura. Era la primera pintura en la que el artista abordaba de lleno el registro histórico representando modelos de virtudes. Aunque se trata, en sentido general, de una obra modélica del género, David demostró desde el principio las estrecheces del encuadre oficial de este tipo de pintura y lo incómodos que se encontraban su sensibilidad y su talento en él.
En 1779, en Roma, empezó sus esbozos después de un decisivo viaje a Nápoles, y tras leer la que habría de ser su principal fuente informativa sobre el tema, el Belisario de Marmontel, ofrecido por su rival entre los pintores jóvenes del momento, Peyron. Belisario había sido un valeroso general de la época de Justiniano, que cayó en desgracia y fue sometido a la tortura de la ceguera y la pobreza a causa de diversas intrigas cortesanas. En su libro, Marmontel convirtió a Belisario en un sabio ilustrado, con opiniones filosóficas contrarias al statu quo del Antiguo Régimen. Al seguir a Marmontel, David aceptaba implícitamente la posibilidad de que el arte ayudara a configurar una nueva moral social.
Aunque tuvo críticas por los evidentes defectos compositivos de la pintura, el Belisario fue un éxito entre públicos diversos. Fue tal el éxito que el artista tuvo que realizar copias de la obra. Esto se debió, sin ninguna duda, a que frente a los tipos de neoclasicismo imperantes, el arqueológico y el severo, David supo crear, según escribió Diderot, una pintura con alma, una pintura capaz no sólo de convencer sino de emocionar al público del Salón. Iconográficamente, se conseguía este efecto compaginando la acción de Belisario, que no sólo vive de la limosna que recibe, sino que, además, la pide, con la indignación del personaje que lo reconoce en su injuriosa e inmerecida desgracia. David, más allá de un ejemplo de virtudes, pintaba un drama moral. Había, al mismo tiempo, especialmente en el grupo que forman el anciano ciego y el niño, dos variantes que introdujo el artista en el tratamiento plástico de las figuras que resultaron muy impactantes. Se trataba del efecto de realidad y de la estética del gesto, que David había aprendido en Roma, no del arte clásico, sino de la pintura realista barroca. David, según Diderot, lograba depositar en sus personajes una expresión sin afectación y unas actitudes nobles y naturales no vistas hasta entonces. Fue a partir de esta obra que David modificó sustancialmente el curso de la pintura de su tiempo, redefiniéndolo, tanto por argumento como por estilo.